La niña del alfabeto

child, asian, book-1868518.jpg

A Beatriz Reinante y Yami Hernandez

Érase una vez una niña de unos tres años de edad. Digo unos tres, porque nunca fui bueno para calcular las edades de las personas y menos de los nenes. Parecen todos iguales.

Esta criatura era hija de una profesora de educación física. Junto a esta nena se podía distinguir un grupo numeroso de chicos entre diez y doce años, más otro grupo medio de adolescentes entre catorce y dieciocho, más otro grupo reducido de adultos que eran profesores de la misma disciplina que la madre de la niña en cuestión.

Todo esto transcurrió en una ciudad de la Costa Atlántica. Creo que era Mar Azul o Mar del Plata. No me acuerdo. Yo pertenecía al grupo de adolescentes. Era ayudante de colonia de vacaciones del Centro de Empleados de Comercio de Chivilcoy, una especie de escuela de verano, y efectivamente, estábamos en el campamento que se organizaba todos los años como fin de la temporada.

La niña tenía en sus manos un pequeño libro. En las páginas se veían las letras del alfabeto y, al lado de estas, unos dibujos coloridos que representaban la inicial de cada letra; caso que a la letra A, le seguía el dibujo de un Árbol, caso que a la letra B, el dibujo de una Banana y así.

Recuerdo muy claro lo que pasó porque me quedó grabado y me dejó una enseñanza para el futuro.

Haciéndome el ayudante copado, me acerqué a la niña para ver cómo jugaba con ese libro. Lo que me llamaba en ese momento la atención, era que la veía muy chiquitita para estar aprendiendo las letras. Apenas podía hablar bien y ya estaba aprendiendo a ¿leer?

Entonces, queriéndole gastar una broma, y poniendo a prueba su inteligencia prematura, le pregunté dónde estaba la G de gato. La niña me miró frunciendo sus cejitas, levantando sus ojitos azabaches como unas uvitas y me señaló la letra en cuestión con un gatito color marrón dibujado a su lado.

Muy bien”, le dije animándola.

La niña me sonrió, se le pusieron rojos los cachetitos y le agarró un poquito de timidez. Yo continué y ahora le pregunté por la M de Mono. La nena empezó a recorrer las páginas del libro hasta encontrar al monito también marrón y su M.

¡Bien! Muy bien”, le dije y le revolví los pelos como haría cualquier ser humano con un nene de esa edad.

No le gustó mucho que le hiciera eso, pero se rió igual porque la estaba felicitando, y a cualquier niño le gusta que lo feliciten. Fue un poco forzado. Medio que de compromiso. Pero sonrisa al fin.

Fue así que decidí subir la apuesta e ir al hueso contra esta sabelotodo del alfabeto.

Con toda maldad, le pregunté si me podía decir dónde estaba la S de Cielo.

La niña volvió a fruncir el ceño, aunque esta vez se la notaba molesta de verdad. Miró el libro, me miró a los ojos, seria, concentrada. Trató de ver si podía encontrar a su madre. Me volvió a mirar muy enojada, como ofendida ante mi consulta. Entonces, haciendo trompita con la boca y con cara de mala, me corrigió:

La S cielo, no, la S de sapo.”

Me señaló con su dedito índice el sapito verde de ojos saltones y se fue llorando, corriendo.

Desde ese día, como escribí, aprendí muchas cosas. Entre ellas dejé de molestar a los nenes y me empecé a comprar las golosinas con la plata que me daba mi mamá.

Este cuento pertenece al libro El momento RANDOM, publicado en el año 2021.

Mis otros libros

La soledad del alma

Pila Gonzalez

Creador de contenidos
Me gusta lo simple. Juntarme a comer y tener una buena charla con mis amigos, salir a correr, sentarme a leer en un parque, escribir en cuadernos, recorrer lugares caminando. Enamorado de los Balcanes, me autodenomino un catador de cafeterías por el mundo.
Más sobre mí

Otros textos que te pueden interesar

notebook, hand, pen-2178656.jpg

Diario de un niño

Unos de los últimos recuerdos que tengo de los cinco juntos, fue cuando estábamos yendo para Olavarría. Era de noche y creo que llovía. Faltaban quince kilómetros, según le oí decir a mi padre en un pensamiento en voz alta que tuvo. Íbamos al velorio del tío Pepe Muñoz. Yo...

Leer más
pistol, fraud, weapon-3421795.jpg

Un final premeditado

Decidió matarla y luego suicidarse. No podía soportar tanto dolor en sus entrañas. Tampoco podía soportar el sufrimiento perpetuo de ella. La vida no tenía más sentido para ninguno de los dos. La luz se terminó de extinguir para ambos y ya no quedaba nada que hacer en el mundo....

Leer más
wink, funny, cat-4035665.jpg

Instrucciones para parpadear

Si se tienen los dos ojos abiertos al mismo tiempo la tarea será mucho más sencilla. Pero si se tienen ambos ojos cerrados, o se los tiene uno sí y uno no, no se desanime que con un poco de práctica y empeño va a poder parpadear con total éxito....

Leer más
trees, tree canopy, forest-5605176.jpg

Al otoño y a la primavera

Hoy que el otoño está muy cambiado. Hoy que me convierto en ese que no quiero ser. Hoy que me pregunto ¿qué estoy haciendo acá? Hoy que no ha parado de llover.   Hoy que me alimento de nuestras resacas. Hoy que hace frío en primavera. Hoy que duermo los...

Leer más
fan, air, cool-144499.jpg

Memorias de un viejo ventilador de pie

Hola. Soy un viejo ventilador de pie. No recuerdo bien cuando llegué a la familia González–Primo, pero debe hacer no menos de quince años. Sí. Soy de los viejitos. Ya sé que no puedo competir con los ventiladores sofisticados de hoy en día o contra los aires intergalácticos que vende...

Leer más
portrait, people, darkness-3113651.jpg

Experto en amores imposibles

Soy cautivo de labios traicioneros, experto en amores imposibles, suicida de romances verdaderos, resuelto en pasiones discutibles.   Soy torpe para grandes ilusiones, idóneo en fracasos del corazón, vagabundo de falsas ambiciones, débil para cuestiones sin solución.   Soy traidor de mis sueños más valientes, leyenda en las noches desveladas,...

Leer más
man, window, clouds-4321831.jpg

¿Por qué?

¿Por qué ya no pertenezco al tiempo que fui? ¿Por qué, cada día, me cuesta más amanecer? ¿Por qué ya no hay noches que me sorprendan, que me estremezcan? ¿Por qué ya no encuentro respuestas a los por qué?   ¿Por qué mi vida sigue un sin rumbo permanente? ¿Por...

Leer más
berglsteinersee, rubbish, lake-3649598.jpg

Eternos

Amanecer. Quedarnos acurrucados bajo las sabanas hasta el infinito. Luego levantarnos. Darnos una ducha. Juntos. Hacer el amor y que el agua se lleve todas nuestras penas. Desayunar mirándonos a los ojos. Ponernos a escribir poesía o a leer. Juntos. Que nuestros ojos se encuentren por casualidad. Sonreír por sonreír....

Leer más
black and white, woman, mirrored-2338906.jpg

Estreno

La mujer miraba el cuerpo de su marido tirado en el sofá. No podía creer semejante coincidencia. Se sentía muy feliz. Sabía que era día de estreno. A partir de ese momento se convertía en dos personajes que anhelaba desde hacía mucho tiempo. Su nuevo repertorio incluiría el de viuda...

Leer más
wood, old, door-3345661.jpg

En el ahora

Teníamos una duda algorítmica que la terminamos resolviendo con un beso. Nada de preguntas ni silencios incómodos. Sólo bastaron unas gotas de vino casero, una luna llena detrás de unos edificios y una mirada que lo traía todo.   Empezamos a conocernos en la terraza de un hostel perdido en...

Leer más
albania, berat, architecture-2132305.jpg

Albania, el país más peligroso de Europa

Hablando por mensajes con un amigo me pregunta si Albania es peligrosa. Yo me pongo a pensar. Analizo mis casi cinco meses viviendo y viajando en ese país. Busco la mejor respuesta que le puedo dar. Y consigo decirle que Albania es uno de los países más peligrosos de Europa....

Leer más
Durres

Siempre tendremos Durrës

Sin buscarnos nos encontramos en el rincón menos pensado de Europa. Llegaste una tarde cualquiera de aquella primavera albanesa, con esa sonrisa que te caracteriza, tan tuya, tan mía y que se convirtió en el desayuno de cada mañana, en los paseos por la playa. En el más asombroso atardecer...

Leer más

¿Conectamos?

pilag6@gmail.com

Berlín, Alemania

    Dejá un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *