Con la comida no se jode

¡Qué vida de perros! Primer Temporada 1

¿Qué te voy a decir, Tronco, que vos no sepas? La vida del callejero es así. Me la paso durmiendo en cualquier lado, me lamo las bolas bastante seguido, marco territorio por todos lados, hurgo en los tachos de basura en busca de comida, me rasco las pulgas, le ladro a los autos. ¡No! ¿Quién dijo que la vida del perro callejero es fácil?

¿Qué te voy a contar a vos, Tronco? Vos la viviste tanto tiempo. Ahora estas mejor, pero ¿te acordás lo que era? Bueno, yo estoy así todos los días. Los nenes me tiran piedras, los motoqueros me tiran patadas y nadie me tira un hueso. Es muy sacrificado nuestro existir.

El otro día, sin ir más lejos, la vieja de la casa gris clarito, aquella que está allá, la que tiene esa puerta grande color gris oscuro, ¿la ves? Bueno, resulta que, no me preguntes por qué, se le dio por sacar la basura a las seis de la tarde. ¿Para qué? Yo justo pasaba por la esquina y la vi. Me hice el boludo que pillaba en un árbol y cuando se metió para adentro me fui directo para el canasto. Cada día es más fácil romper esas bolsas, Tronco. No sé si las hacen de menor calidad que antes o qué, pero de un arañazo con mi patita delantera derecha, ésta, ¿ves?, la que tiene las uñas más largas, de un solo zarpazo le hice un tajo a la bolsa de unos treinta centímetros.

¿Qué te voy a decir, Tronco? La gente hoy en día cada vez tira más comida en buen estado. De todo había en esa bolsa. Era un manjar. Huesos de costillas de vaca con mucha carne en los bordes, puré de papas con yerba seca y colillas de cigarrillo Parlianment, latas de tomate, de atún, de arvejas con resto adentro todavía, fideos. ¡No! De solo recordarlo se me hace agua el hocico.

Yo estaba como un Dandy ahí, ¿viste? Parecía un perro de raza inglés comiendo en la vereda de la vieja. Estaba a mis anchas. Hasta que siento que se me viene encima el Chuzo, ese perro hijo de puta que no deja en paz a nadie con sus teorías del amor y la paz. A mí me tiene podrido cada vez que me cruza. Yo enseguida le mostré los dientes y le empecé a gruñir. Faltaba más. El muy cobarde empieza a retroceder y me dice:

—Tranquilo, Manchitas. Tranquilo. Somos todos amigos acá en el barrio. Sólo pasaba a saludar y ver como estabas. Amor y paz, hermano.

—Mandate a mudar de acá —le dije mientras lo sacaba carpiendo.

—No te alborotés, Manchita. Amor y paz loco. No es para tanto —me decía mientras retrocedía sobre sus patas con el rabo entre las piernas.

Siempre dije que el Chuzo era un perro cobarde y en ese momento lo estaba comprobando con mi propio pellejo.

A todo esto veo que de la ventana del Gordo de allá enfrente se asoma la Lolita, esa Caniche-Toy hermosa. Me tiene loco, ¿sabés? Cuando el Gordo la saca a pasear todas las noches a la plaza, yo me escondo atrás de los árboles y la espío. ¡Qué manera de mover la colita que tiene, Tronco! Y ese ladrido finito y tan de hembra me descompone de amor. Con decirte que un par de veces, cuando el Gordo no se dio cuenta, la olí ahí atrás, ¿viste? Pero nunca pude hacer nada más por miedo a que me agarren.

Bueno, como te decía. La veo a la Lolita en la ventana, asomada, con sus dos patitas en el marco y ladrando. Era una sinfonía, Tronco. Imagináte vos. Yo me agrandé. Se me llenó el cuerpo de orgullo. Lo encaré al Chuzo y le dije bien fuerte para que me oyera la Lolita:

—O te vas ahora mismo o te mastico el cuello.

Y ahí mismo le volví a enseñar los colmillos. No sabés. No le daban las patas al Chuzo para retroceder. Se les enredaban. Ya lo tenía casi por la esquina. Volví a mirar a la Lolita para comprobar que esté viendo todo y en ese momento veo por el rabillo del ojo como el Chuzito, el hijo del Chuzo, ese perrito pulgoso que tuvo con la Matilde, la tetona sarnosa, se iba corriendo con un pedazo de costilla de la basura que yo mismo había conseguido hacía segundos de la casa de la vieja. Encima el muy turro se llevaba el pedazo más grande y con mucha carne. Tenés que haberlo visto, Tronco. Era más grande que él. Ya iba por la esquina el guacho. Y el Chuzo que se me va disparando cagándose de risa.

No sabés como me puse, Tronco. Estaba hecho una furia. Lleno de rabia. Con decirte que hasta me salía espuma por la boca. Y tras cartón lleno, veo que se me venía encima la vieja con una escoba en la mano gritándome de todo, y también la Lolita se estaba descostillando de risa detrás de la ventana. Era demasiado para mí. No me quedó otra que salir rajando para el baldío antes de que me agarre a escobazos la vieja.

Cosa de Mandinga, Tronco. Ya no tienen respeto por nadie estos perros. Cuando los agarre vas a ver. Al Chuzo no le dejo un pelo en el lomo y a la Lolita, cuando la vea esta noche en la plaza, la dejo preñada, no me importa un carajo el Gordo ni que ocho cuartos. Van a ver esos desgraciados quien es el Manchitas en este barrio.

Pila Gonzalez

Creador de contenidos
Me gusta lo simple. Juntarme a comer y tener una buena charla con mis amigos, salir a correr, sentarme a leer en un parque, escribir en cuadernos, recorrer lugares caminando. Enamorado de los Balcanes, me autodenomino un catador de cafeterías por el mundo.
Más sobre mí

Otros textos que te pueden interesar

Hasta la vuelta

Listo, Tronco. Paso a despedirme que mañana temprano salgo para los campos con el Perico y el Chuzo. Te voy a extrañar, viejo. Pero no te pongas mal que en menos de que cante un gallo estoy devuelta contándote todo lo que pasó en este viaje. Dejáles cariños a la...

Leer más
hospital, room, inside-2301041.jpg

Manicomio

En la tranquilidad de su oficina la enfermera tomó el teléfono celular de su bolsillo y marcó un número que se sabía de memoria. —Hola… Si… ¿Qué tal?… Sí, es nuevo acá… veinte años aproximadamente, es sano… Sí, es espático… Nos encontramos el sábado en el mismo lugar de siempre....

Leer más
man, window, clouds-4321831.jpg

¿Por qué?

¿Por qué ya no pertenezco al tiempo que fui? ¿Por qué, cada día, me cuesta más amanecer? ¿Por qué ya no hay noches que me sorprendan, que me estremezcan? ¿Por qué ya no encuentro respuestas a los por qué?   ¿Por qué mi vida sigue un sin rumbo permanente? ¿Por...

Leer más
photo of hong kong skyline at night

Sos raro, Hong Kong

Pucha Hong Kong que sos raro. Con todos tus contrastes. Tus megas construcciones, tus rascacielos sobresalientes. Tus parques pulmones. Tu locura organizada. Tu consumismo frenético. Tu tradición imperante. Tu religión indefinida. Si me preguntaran no sabría cómo definirte, si como un adolescente descarriado, hijo de padres separados, que quiere continuamente...

Leer más
january, calendar, month-2290045.jpg

El asesino del Martes

Todas las miradas se posaban en el Miércoles. Era el principal sospechoso del crimen. Nunca antes en la historia un día había sido asesinado. El Fiscal había pedido pena de muerte a los gritos. Los Jueces tuvieron que llamarle la atención porque se le quería ir al humo. Una vez...

Leer más
notebook, hand, pen-2178656.jpg

Diario de un niño

Unos de los últimos recuerdos que tengo de los cinco juntos, fue cuando estábamos yendo para Olavarría. Era de noche y creo que llovía. Faltaban quince kilómetros, según le oí decir a mi padre en un pensamiento en voz alta que tuvo. Íbamos al velorio del tío Pepe Muñoz. Yo...

Leer más
alley, street, night-89197.jpg

Al llegar la noche

Existe un lugar en el mundo en donde, al llegar la Noche, los sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad y vacío se apoderan del hombre. Solo al llegar la Noche. La desesperanza, el pesimismo, la impotencia y la inquietud no nos permiten descansar como deberíamos, después de un largo día agotador...

Leer más

El amor a veces duele

¿Sabés, Tronco? Estuve con el Perico y me invitó a que me vaya un fin de semana de estos a los campos con él. Me habló de acampar cerca de la laguna, de pescar, de corretear libres por el bosque, de hacernos un tratamiento de barro para el pelaje y...

Leer más
bed, sleeping, woman-1836316.jpg

Mi cuerpo

Me desperté muy temprano en la madrugada. Todavía estaba oscuro. Afuera llovía muy fuerte y las gotas golpeaban la ventana de manera violenta. Algo se sentía diferente. Me sentía muy cansado. Liviano. Al mirar sobre mi cama lo pude comprobar. Es que mi cuerpo seguía ahí.   Este cuento pertenece...

Leer más

Por buenudo

No, Tronco. ¡No no y no! A mí sólo me pasa esto. Que pedazo de boludo que tengo que ser. ¿Cómo no pienso antes? Decíme Tronco, ¿porque soy tan arrebatado, loco? No aprendo más. Yo no tropiezo dos veces con la misma piedra, tropiezo veinte. Pero te cuento porque ya...

Leer más
woman, alone, crowd-2666433.jpg

La inconclusa levedad de ser

Existen en el mundo millones de historias de amor incompletas por diferentes motivos; olvidos de comunicar la separación por parte de alguno de los involucrados, muertes prematuras de uno de los enamorados o porque al cartero del pueblo se le pierde la carta que contenía la sentencia final de un...

Leer más
couple, love, outdoors-3798371.jpg

En tus brazos amantes

Puedo vivir recordando el destino. Puedo morir cada tanto, otra vez. Puedo charlar con tu sexto sentido. Puedo madurar al trigésimo mes.   Puedo soñar con tus ojos gigantes. Puedo dormir sin querer naufragar. Puedo esperar en tus brazos amantes. Puedo besarte y comenzar a llorar.   Puedo bailar en...

Leer más

¿Conectamos?

pilag6@gmail.com

Berlín, Alemania

    Dejá un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *