Bueno, Tronco. Ya está. Me voy con el Perico este fin de semana a los campos a pasar los días cerca de la laguna. Un poco de vida nómade al aire libre. Para despejarme y volver renovado, ¿viste?
Necesito un cacho de distención. Estoy todo contracturado y estresado. El barrio es un quilombo. No sé cuándo carajo viene esa Coquita para acomodar las cosas.
Le dije al Chuzo que se venga si quiere, también, con nosotros. A vos no te digo nada porque, bueno, obvio. Pero quedarme solo con el Perico por los montes me daba un poco de cosita. Y el Chuzo agarró viaje enseguida. Eso sí. Le dije que no empezara con esas pavadas del cosmos, del amor y de la paz que me tenía podrido.
—Vamos a llenarnos de energía, Manchitas —me dijo.
—Que energía ni que ocho cuartos —le dije—. Vamos para despejarnos y nada más.
Parece que lo entendió. Encima el Perico también es medio hippie. Me parece que me mandé una cagada al decirle al Chuzo, Tronco. Esos dos se van a potenciar y me van a volver loco.
Y bueh. ¿Quién te dice? Dejemos que el destino baraje las cartas y nosotros las jugaremos a nuestro modo. ¿No ves lo que pasa? Me junto un rato con el Chuzo y ya empiezo a delirar. Es contagioso el vago.
En fin. Me voy por unos días nada más, Tronco. ¿Sabés que nunca anduve por allá? Yo nací y me crié siempre en el baldío y por este barrio. Un par de veces, cuando era más joven, fui a buscar camorra a otros barrios, pero más allá de la Calle 30 nunca estuve. Un poco de julepe, acá, en la garganta, me da, no te voy a mentir. Pero ya está. Hay que probar cosas nuevas en la vida.
Cambiando un poco de tema, pero hablando más de lo mismo. Anoche le hice la vistita a la Matilde. Si, bueno. ¿Qué querés? Andaba un poco necesitado, viejo. La Lolita cada vez se me hace más la difícil. Bueno, como te decía. Me le fui hasta la cuchita donde atiende la Matilde, allá, en el baldío y, ehehjejé… ¡Salí! Tronco, ¡Salí!
Arrancamos tranqui, ¿viste? Unos arrumacos por aquí. Unas lamiditas por allá. Que te muevo la cola. Que te huelo. Que te rasco las pulgas. La cosa venía bien hasta ahí. La loca sí que sabe lo que hace. Te la maneja, digamos, a la situación. Vos te crees que sos el macho alfa dominante, pero es ella, la muy vicha, la que te lo hace creer. Sabe fingir muy bien la guacha. Y vos te pensás que sos un toro como te calienta el marote en la previa. Te habla despacito, acá atrás de la oreja. Y te dice cositas chanchas. Se te menea como una gata. Hace contorsiones con sus tetas. De todo sabe hacer la Matilde. Y, ¿qué querés?, lleva años en esto. Yo estaba que ni te cuento. Después del incidente con la Lolita, ¿te acordás?, no lo había intentado devuelta con ninguna otra perra. Andaba un poco asustado, te voy a confesar. Pero anoche estaba hecho un garrote. Una piedra era, Tronco. En un momento me había cansado de los besos y los mimitos y quería ir a los bifes, ¿viste? Directo a los postres. Pero esta que seguía con su jueguito. Yo ya no pensaba, Tronco. Me dejaba llevar. Que hiciera de mi lo que quería. Estaba entregado. Entonces, cuando era el momento de poner la segunda, cuando ya estaba por arremeter con todo, me dice al oído:
—Dale con todo semental.
Y se me vino de golpe, Tronco. ¿Qué sé yo? No lo pude controlar. No lo vi venir. No sé si me pasó por la cabeza lo de la Lolita o qué carajo pero, ¿cómo te explico? Si, así. De una.
La Matilde se me empezó a reír. Se me cagaba de risa la guacha.
—Andabas apuradito, Manchitas. El pistolero más rápido del oeste —me decía la atorranta, mientras se atragantaba con esa risa ronca que tiene y no paraba de toser.
Para que te voy a mentir, Tronco. A mi mucho no me importó. No lo disfruté como de costumbre pero por lo menos no tengo el problemita ese del “amigo”. Sé que todavía funciona, pero no sé…
La mandé a la puta que la parió y me fui para mi cuchita. Me hizo pagarle los tres huesitos igual. Yo le protesté un rato, pero me daba igual a esa altura. Se los terminé pagando.
Pero, ¿no ves lo que te digo? Por esto necesito unas vacaciones urgentes, Tronco. Esto antes a mí no me pasaba ni en pedo.
Pila Gonzalez
Creador de contenidosOtros textos que te pueden interesar
Oda al Fernet
Oh! Aliado de mis noches, compañero de aventuras. Tú conoces mis reproches y conoces mis locuras. Oh! Manjar de la esperanza, traicionero de memorias, confesarte mis andanzas, serte fiel con las victorias. Oh! Delicia de los bares de esos viernes sin secretos, complaciendo paladares y un sabor casi...
Leer másEl último latido
La algarabía reinaba en el recinto. Los comensales de la fiesta se dispersaban ordenadamente por el salón. La Muerte los miraba de reojo. Ninguno siquiera sospechaba de tal maligna presencia, o eso ella creía. No la podían ver y no la podían sentir, esto era seguro. Ella se paseaba entre...
Leer másEl japonés más bostero del mundo
En Japón lo extraño es uno, por más extraño que parezca. Los trenes viajan repletos de gente que lo hace en silencio y estresada. Sólo posan la vista en libros o en las pantallas de celulares estrambóticos. Los adultos miran dibujitos animados que lo llaman Animé o leen historietas que...
Leer másEl gol que más fuerte grité
Para ponerlos en contexto, les digo que soy un apasionado del fútbol. Nací a finales del año 1983, empecé a consumir este deporte a mediados de los 90 y soy muy fanático del Club Atlético River Plate de Argentina. El glorioso River Plate. Ahora, ¿qué pensarían si les digo que...
Leer másEn el ahora
Teníamos una duda algorítmica que la terminamos resolviendo con un beso. Nada de preguntas ni silencios incómodos. Sólo bastaron unas gotas de vino casero, una luna llena detrás de unos edificios y una mirada que lo traía todo. Empezamos a conocernos en la terraza de un hostel perdido en...
Leer másNunca cobarde
A pesar de las incontables cicatrices que tengo por todas las aristas del corazón, sigo creyendo en el amor. Apostándolo todo. No guardándome nada. Siempre a ganador. Llámame ingenuo. Nunca cobarde. Llámame loco. Nunca cobarde. Con cada romance, con cada nueva luz, nace una esperanza renovada. ...
Leer másEl payaso Almodóvar
Estaba viejo y sus chistes ya no causaban el efecto de antes. Por eso el administrador le había comunicado que esta sería su última gira con el circo. Lo iban a remplazar por un dúo de payasos más jóvenes que él, y que, aceptando la realidad, su tiempo había pasado....
Leer másEn tus brazos amantes
Puedo vivir recordando el destino. Puedo morir cada tanto, otra vez. Puedo charlar con tu sexto sentido. Puedo madurar al trigésimo mes. Puedo soñar con tus ojos gigantes. Puedo dormir sin querer naufragar. Puedo esperar en tus brazos amantes. Puedo besarte y comenzar a llorar. Puedo bailar en...
Leer másPor buenudo
No, Tronco. ¡No no y no! A mí sólo me pasa esto. Que pedazo de boludo que tengo que ser. ¿Cómo no pienso antes? Decíme Tronco, ¿porque soy tan arrebatado, loco? No aprendo más. Yo no tropiezo dos veces con la misma piedra, tropiezo veinte. Pero te cuento porque ya...
Leer másEl regreso de la Doña
Tronco, ¿Sabés lo que me enteré? No lo vas a poder creer. Se anda diciendo por el baldío que la Coquita va a volver al barrio. Se dice que le van a dar la condicional en la perrera porque no la pueden tener más ahí. Cuentan que está más brava...
Leer másUn final premeditado 2
Está decidido. Lo mato y después me mato yo. No hay vuelta atrás. No tengo otra alternativa. Ya sufrí demasiado y él también por mi culpa. No soporto vivir en un mundo en donde la lástima que sienten las personas por mí es tan humillante como las escenas que hago...
Leer más