La siguiente es una pequeña nota periodística encontrada de casualidad en el diario “La Crónica del Oeste de Chivilcoy”.
Roberto Urdaiz fue un carnicero de la ciudad de Chivilcoy al que siempre le gustó leer en secreto los clásicos de la literatura. Según se ha averiguado por los forenses que lo encontraron colgado de una soga en el freezer de su local, tenía en su casa más de noventa relatos cortos, tres novelas (una sin concluir) y más de quinientos poemas de estilo libre que había escrito durante sus cincuenta y cuatro años de vida.
Al preguntarles a los familiares por esta doble personalidad, ninguno estaba enterado. Aunque algunas vecinas mayores de edad, que nos pidieron expresamente que no diéramos sus nombres, se animaron a decir que;
—El Roberto siempre nos decía piropos y cosas lindas cuando le comprábamos bola de lomo o carnaza”.
Lamentablemente la familia decidió no publicar nunca estos escritos por motivos personales. Pero según supimos de buena fuente, todos estos ejemplares literarios del Carnicero Poeta, si se me permite el título, fueron quemados por su hermano, Jorge, en un arrebato de envidia al enterarse que Roberto era, además de carnicero, escritor y muy bueno, y él, un simple panadero sin ningún talento literario.
Solo se pudo recuperar, gracias al accionar de los investigadores y del juez a cargo de la causa, el último poema que dejó a sus familiares como nota de suicidio.
A continuación, transcribiré esta forma ocurrente de decirles a sus seres queridos que no quería pertenecer más a este mundo, que de alguna forma se había cansado de seguir vivo.
“Ya no hago nada con mi vida.
Con mi vida ya no hago nada.
Sólo me siento solo a ver la lluvia caer por la ventana.
Nada más me interesa.
Mis últimas gotas…
Ya no me emociono con las cosas bellas de este mundo,
ni me consterno con las situaciones inoportunas
del vivir.
El silencio es y será para siempre mi compañero,
mi guía.
Mis últimas palabras…
El tiempo ya no me seduce.
Es el final que tanto anhelé.
La eternidad me espera.
Es mi último final.”
Roberto Urdaiz
Hay quienes se atreven a decir que este magnífico poema contiene un mensaje subliminal para sus conocidos. Otros, entre los que se incluye éste humilde periodista de “La Crónica del Oeste”, preferimos disfrutar de las últimas palabras que Roberto Urdaiz, carnicero y poeta de la localidad de Chivilcoy, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, dejó a este triste mundo para la posteridad.
Este cuento pertenece al libro El momento RANDOM, publicado en el año 2021.
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Pila Gonzalez
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