Me mira. Yo sé que me mira. Sus ojos fríos se me clavan en el medio de la espalda. Gigantes. Brillando en la penumbra. Filosos como sus dientes. Esperando el momento. Me está midiendo. Agazapado. Latente. Buscando la oportunidad en que baje la guardia. Al acecho. Como el depredador que es. Como lo dicta su naturaleza animal. Carnívoro.
No les quiero contar nada a mis padres porque me tratarían de loco y no me creerían.
—“Es producto de tu cabecita imaginativa que tenés”, diría mi mamá.
—“No podés pensar en esas mariconadas”, diría mi papá.
Pero yo sé que me quiere matar. Lo intuyo. No sé si es un sexto sentido o un instinto de supervivencia.
Él sigue allí. Como todas las noches. Observándome. Torturándome con su respiración agitada. Con sus movimientos silenciosos entre los almohadones. En su cucha. El lugar que eligió como su guarida. Su base de operaciones malignas. Su hábitat en esta casa. Ante cualquier signo de debilidad por mi parte, me salta la yugular. Me destroza.
Lo peor de todo es que sé que percibe mi miedo. Juega con eso. Me martiriza. Lo disfruta. Sabe cuáles son mis peores pesadillas porque crecimos juntos. Nos conocemos desde siempre. Él vino a esta casa el mismo día que me trajeron del hospital recién nacido. Y desde ese momento duerme conmigo en mi habitación. Pero desde hace un tiempo cambió. Ya no es más la mascota dócil y cariñosa que aparentaba ser. Ahora se volvió agresivo y sé que tiene como único objetivo comerme mientras duermo. Por eso es que me mantengo en vigilia desde hace una semana. Siete días de sufrimiento esperando que me ataque en cualquier instante de la noche. Así que no puedo bajar los brazos un segundo. No me lo puedo permitir si quiero seguir con vida. Sin embargo, a este ritmo no creo que sobreviva mucho tiempo.
Ya no puedo más. Ya no aguanto más. Mis ojos se me cierran solos. Un sudor frío baja por mi frente. Los músculos se me relajan. Ningún sonido inusual en mi habitación. Mi mente se apaga. La oscuridad de la noche cae sobre mí y siento su respiración asesina cada vez más cerca.
Este cuento pertenece al libro El momento RANDOM, publicado en el año 2021.
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Pila Gonzalez
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